

Coloca sobre una mesa un papel grande, de estraza, o incluso de periódico, y sujétalo con papel celo y coloca alrededor los botes de pintura de dedos de colores.
No olvides que con la pintura de dedos uno de los objetivos es que el niño manche, y se manche, luego tenlo en cuenta a la hora de vestirlo y de escoger el lugar donde pintará.
Sólo tendrás que sentarte y hacerlo tú mismo (no es necesario que dibujes nada, sólo realiza garabatos y manchas), explicándole lo que estás haciendo, para que el niño pueda imitarte. Al principio basta con que le ofrezcas un sólo color y que le refuerces desde el primer momento, aún con sus más tímidos intentos. Una de las cosas que más les gusta es plasmar la silueta de su mano sobre el papel repetidas veces.
